Si alguna vez has tenido que impartir una sesión de entrenamiento o dar una presentación con información muy pesada, sabes que puede ser un reto asegurarte de que todo el mundo se lleve la totalidad del contenido. Entre tratar con las distracciones habituales, conseguir que el público apague sus teléfonos, y la gestión de los diferentes estilos de aprendizaje, crear una presentación atractiva y educativa puede llegar a sentirse un poco, como un acto de malabarismo.
Afortunadamente, no tienes que hacer todo el trabajo de campo solamente con los temas de conversación que llevas preparados. Una parte importante debe ser ayudar a tu audiencia a entender que en cualquier presentación se ejecuta una sesión efectiva de preguntas y respuestas después de haber pasado la totalidad del contenido de la charla. Piensa en la sección P&R de tu charla como una oportunidad para asegurarte de que los puntos clave de tu exposición han dado en el blanco, de que han llegado al público de todas las maneras correctas.
Entonces, ¿cómo hacer que la mayor parte de las preguntas de tu audiencia sean respondidas de una manera efectiva? Echa un vistazo a lo que se debe y no se debe hacer, de modo que puedas manejarte con soltura la próxima vez que tengas que dar una presentación o una formación:
Las formas correctas:
Roberta Matuson, autora del libro Talent Magnetism: Cómo construir un lugar de trabajo que atraiga y mantenga lo mejor, ha dado miles de cursos de formación en sus más de 20 años de consultora y caza-talentos. Ella trata de hacer sus sesiones de entrenamiento lo más interactivas posible para que los miembros de la audiencia se sientan cómodos a la hora de hacer preguntas.
«Tú necesitas estar preparado durante la sesión por si la gente descarrila la conversación con sus preguntas», dice ella. «Cuando esto sucede puedes abordar las preguntas en ese mismo momento o decirles que deseas retomar la conversación fuera de la charla o entrenamiento y hablar más en un descanso.»
Al contestar, R. Matuson siempre comienza repitiendo la pregunta de nuevo a la persona que preguntó. De esa manera, el miembro del público puede reconocer que se está abordando el tema adecuado y mencionado por él.
Pero ¿qué sucede cuando el autor de la pregunta sigue hablando durante varios minutos y no acaba de llegar al punto final de dicha pregunta?
«En ese caso, trato de cortarles el paso y de buenas maneras y muy educadamente preguntar: “Espera un minuto, ¿cuál es tu pregunta?», dice Roberta. «Por lo general, se ríen y se consigue que sean más específicos.»
Los caminos equivocados:
La última cosa que debes hacer es faltar el respeto o burlarte de la persona que está haciendo una pregunta, no importa cuántas veces la hayas oído antes o lo obvia que la respuesta pueda parecerte.
«No seas despectivo», dice ella. «Recuerda: ellos están allí para aprender y no hay preguntas estúpidas».
Además, no finjas que sabes algo cuando no lo sabes.
«Si no conoces la respuesta, dilo o di, “volveré a ti en un segundo», sugiere Roberta Matuson. Esta honestidad va a aumentar tu credibilidad ante los ojos de tu audiencia. «No trates de fingir».